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  ACTUALIDAD  30 de enero de 2019
Quién de nosotras engrosará la lista de feminicidios

imagen FB personal de Vaaleria Coppa

Valeria Coppa tenía 39 años. Fue víctima de un feminicidio en Bariloche. El principal sospechoso está prófugo.¿Quién sigue?

¿Quién sigue?, te debés preguntar como yo cada vez que un feminicida decide terminar con la vida de alguna mujer. Y esa pregunta es cada vez más frecuente, casi diaria. Porque un día salís de tu casa, del trabajo, de un control médico, de un paseo a la plaza con tus hijos, de hacer una compra o hasta de ir a la Iglesia y ahí está él, esperándote para matarte. A sangre fría. Sin remordimiento de conciencia. Sin que le importe un carajo nada ni nadie excepto su egocéntrico dolor de sentirse dejado, abandonado, no querido, menos hombre, engañado. Todo vale para su sentimiento asesino. Nada logra sacarlo de su eje. Porque en definitiva si la vida no es con él y como él quiere, no es vida para nadie. Te la arrebata de un tiro, de un puntazo, de una brutal golpiza. O te ahorca; o te asesta cientos de puñaladas. Y te entierra, por ahí, en cualquier sitio. Da lo mismo. O te entierra viva, con otra vida en tu vientre hasta que las heridas te desangran y la tierra arrojada por encima de tu cuerpo y de tu cara, te asfixia.

Sigue habiendo medios de prensa y/o comunicación a los que les resulta conveniente –permítaseme ese pensamiento – seguir mencionado “crímenes pasionales”. No hay forma que no conozcan, a esta altura de las circunstancias, de qué se trata un femicidio o un feminicidio. Pero se empecinan en vender “crímenes pasionales” porque “garpan más”, porque el  morbo de los consumidores de ese tipo de noticias (mentirosas) no decrece. Hombres y mujeres, principalmente mujeres que desprecian al resto de las mujeres que luchamos también por ellas, se regodean leyendo o escuchando detalles de lo que esos medios califican como un “crimen pasional”. Y entonces  mandatos patriarcales históricos y costumbres adquiridas sin cuestionamientos de por medio,  les permiten justificar los hechos. Digo: justificar los asesinatos. Porque… “en algo habrá estado ella…”; “seguro que lo cuerneó..”; “y… qué querés?, la mina lo engañó con otro; pobre tipo…”; “ Era unaaa…..”; “y.. vos viste, salió con esa pollerita y ese escote a la calle que provoca a cualquiera”…. Y justifican todo, hasta lo injustificable desde cualquier punto de vista. Todo alimenta esa perversa parte que una intenta descifrar por qué poseen tantas personas y el resto repudiamos. Así, con esa diferencia de proporciones. Creo.

En el mejor de los casos, para estos tipos violentos (siempre con mujeres) y feminicidas, la solución está en suicidarse. Su cobardía es tan evidente que logran llegar al máximo de los extremos: quitarse su propia vida. Imagino que creerán, en cierta forma, que así se convertirán en mártires. O al menos en víctimas. Pero no. Son hombres extremadamente poco hombres. Cobardes. Temerosos. Inválidos, en el sentido de poder hacerse cargo de sus propias vidas. O buscar ayuda si es que no pueden solos. La terapia es “cosa de maricas”, suelen decir… y ahí van, por la vida, despreciando a mujeres, trans, gays, lesbianas, y a todo el colectivo que incluye la diversidad de género. Pero ojo: con la vieja no!!!. A la madre suelen tenerla en un pedestal y guarda con que alguien se quiera meter, o tan siquiera mencionarla en tono irónico o seductor, con quien les dio la vida. Esa vieja es inmaculada. Y por ella, todo. Incluyendo la vida.

¿Quién sigue?, te preguntás seguramente como lo hago yo y como lo hacemos por partida doble quienes además somos madres de chicas a las que estamos intentando enseñarles que sean libres, que sus cuerpos son de ellas y que nadie puede tocarlos sin su consentimiento y menos que menos arrebatárselos. ¿Quién sigue?, es la pregunta casi a diario en estos tiempos. Y ¿por qué podría no ser yo?. ¿O mi hija?. ¿O la tuya?. ¿ O la vecina? ¿O Tu amiga?. ¿Por qué no?.  Vos creés, como los medios que te instan a pensar así, que para que algo pase, primero nosotras debemos generar algo que los provoque?. Al respecto tengo una teoría que sé que incomodará a muchas, pero a esta altura poco me afecta. Esa respuesta, típica de mujeres pro machistas (por costumbre, por adoctrinamiento, por decisión, etc), suele salir de mujeres que generalmente creen que a ellas nunca les podrá ocurrir porque tienen su autoestima tan pero tan baja, que raramente pueden mirarse al espejo y sentirse atractivas, para ellas mismas, o atreverse a lucir alguna prenda que las haga sentir sensuales; o dejar al marido, esposo, compañero que la maltrata a diario para aventurarse a buscar otros horizontes que le permitan ser feliz. Algo más feliz al menos. Y allá ellas con sus  vidas. Son adultas y que hagan lo que quieran. O lo que puedan. Se puede pedir ayuda, pero generalmente se niegan. Padecen de autonegación.  El problema mayor es cuando son madres y arrastran a sus hijas y a sus nietas y a cualquier mujer que forme parte de su entorno, a llevar esa misma vida de sometimiento aunque su incapacidad de poner freno e intentar ser libre y feliz, la lleve a la muerte. Ya acá no porque un feminicida termine con sus vidas, sino por enfermedad, tristeza, angustia, etc. Pero básicamente llegan a la muerte sin haber vivido como deseaban.

Ayer, 29 de enero de 2019, en la postal turística de la Patagonia Argentina, San Carlos de Bariloche, en la puerta de la Iglesia Catedral, el templo mayor de la ciudad, Valeria Coppa paseaba en su bicicleta y un “macho” le disparó un tiro en la cabeza. Tenía 39 años, un hijo de 16  y una hija de 9 años, de una pareja anterior. Quien le disparó el tiro asesino fue un tipo con quien aparentemente mantenía una relación, de la que se desconocen aún los detalles y que, personalmente, creo que no suman excepto a quienes como ya dijimos, se regodean elucubrando teorías que justifiquen el asesinato, sin que esté entre sus intereses generar conciencia de que a las mujeres nos están matando. Mujeres de todas las edades y de todas las clases sociales.

Valeria ayer fue asesinada por un feminicida que aún está prófugo. Su imagen se viralizó rápidamente por las redes sociales y hoy, 30 de enero de 2019, quien no haya querido enterarse es justamente porque no quiere hacerlo. Sin embargo, y pese a que hay una familia quebrada y desesperada a la que solo le resta esperar algo de justicia, llama la atención que aún no haya sido emitido el pedido oficial de búsqueda de paradero.

Ayer, en Bariloche, concretamente en una zona donde los jardines embellecen el entorno y el lago Nahuel Huapi asoma para completar la postal turística, Valeria fue asesinada. de al menos un disparo en la cabeza. Mientras tanto en la ciudad que se promociona en España a través de una nutrida comitiva oficial, no designan los recursos correspondientes para aplicar en políticas de género. No lo hacen, pese a los reiterados pedidos de los colectivos que trabajan en este tema. Quizás crean que por estar en lugares de toma de decisiones políticas o de poder, como les gusta llamarlos, no le pueda pasar a las mujeres de sus entornos familiares y/o laborales. Pero recuerden que la pregunta es una sóla: ¿quién seguirá?. Y la respuesta puede ser vos, yo, tu vecina, tu hija, la mía…

En Bariloche, este miércoles 30 de enero, a las 18 horas, desde Onelli y Moreno, marcharemos para pedir justicia por Valeria y por las 21 mujeres víctimas de feminicidios en lo que va del 2019, con la consigna nuestra de cada día: #ParenDeMatarnos. #VivasNosQueremos.

Y además, querés saber por qué me refiero a “feminicidio” y no a “femicidio”?. Porque no es lo mismo:

  • Femicidio: Se describe así a los asesinatos de mujeres considerados como homicidio, sin destacar las relaciones de género, ni las acciones u omisiones del Estado.

Es decir, son los asesinatos contra niñas y mujeres que se sustentan en violencias que acaecen en la comunidad y que no van dirigidas a las mujeres por ser mujeres - independientemente de que los hayan cometido hombres- , pero tienen consecuencias irremediables para ellas.

 

  • Feminicidio: Son los asesinatos de mujeres por su condición de género, es decir tomando en cuenta las relaciones de poder y se vincula con la participación del Estado por acción u omisión, derivado de la impunidad existente.  

El feminicidio es sistémico, es el asesinato de una niña/mujer cometido por un hombre, donde se encuentran todos los elementos de la relación inequitativa entre los sexos: la superioridad genérica del hombre frente a la subordinación genérica de la mujer, la misoginia, el control y el sexismo. No sólo se asesina el cuerpo biológico de la mujer, se asesina también lo que ha significado la construcción cultural de su cuerpo, con la pasividad y la tolerancia de un Estado masculinizado.

Por eso en este artículo, me refiero particularmente a un FEMINICIDIO.

(Imagen: FB personal de Valeria Coppa)

Roxana Arazi



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