Café a la Turca, miércoles 14 de agosto 2019
"Vamos a revertir esta mala elección de ayer"

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  ACTUALIDAD  13 de agosto de 2019
"PASO A PASO. Tranquis pero alertas"
El análisis de las PASO 2019, en la pluma del periodista Rodolfo Eduardo García.

¿Ganó el "voto heladera" o el triunfo de FF es resultado de una construcción que nace en el "vamos a volver" de fines de 2015?. ¿Sólo se votó para echar a Macri?. ¿O también para que se imponga un modelo inclusivo?. El "federalismo" cayó en Río Negro, pero falta mucho para octubre. 
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El categórico triunfo del Frente de Todos en las PASO del domingo parece abrir una gran esperanza para amplios sectores de la sociedad que en estos últimos años han visto vulnerados sus derechos a causa de las políticas depredadoras de Mauricio Macri, en fatídica combinación con el archiconocido recetario del neoliberalismo y la impericia impúdica de su variopinta dirigencia.

Tal vez no resulte una mera simplificación decir que el voto "heladera" jugó un papel importante, ya que alude con claridad a los estantes vacíos que dejaron en el refrigerador la nunca domesticada carestía de la vida, la caída del salario y el poder adquisitivo, el feroz aumento de las tarifas, y la devaluación artera del valor del peso. Pero sería imperdonable subestimar y soslayar otro potente cúmulo de razones políticas, sociales y culturales que configuraron el voto mayoritario. La voluntad política expresada con tan irrefutable contundencia en todos los rincones del país, aún con realidades locales muy disímiles entre sí, invita a orientar el análisis a categorías algo más profundas, quizás dignas de ser ahondadas por especialistas mejor preparados.

De todas maneras, es preciso decir que en el voto del domingo hay un innegable peso de la memoria histórica, lo cual ya desarma cualquier intento de quitarle cariz político al pronunciamiento. Proponer un país donde "reine el amor y la igualdad" o replicar la mención de un frente de "todes" -por citar dos datos que cualquier semiólogo no desestimaría- ya nos advierte que el voto a Fernández Fernández no es una mera predilección snob ni una opción sostenida en un casting fashion. 
 No es flor de un día. Hay una reconstrucción minuciosa que se inició la misma tarde en que Cristina Fernández dejó el poder, rodeada de millones de argentinos expresándole un cariño y reconocimiento nunca visto en la historia argentina, nunca. Una construcción que atravesó nuevas derrotas y reacomodamientos. Que afrontó traiciones dirigenciales y asimiló reconciliaciones inesperadas. 

En verdad, una construcción que toma las bases en el empoderamiento de los "años felices" y sus figuras y logros icónicos, pero echa raíces sólidas en el dolor de la derrota de 2015, a la que podrían reprocharse errores políticos y aun hasta torpezas en la selección de candidatos y mensajes. Una caída inesperada e hiriente que destrozó resabios de soberbia y progresismo frivolo pero rebrotó noble y se transformó a poco de andar en una nueva y singular "resistencia". Un aguante de dientes apretados, de abrazos en silencio, de guiños casi subterráneos. De búsqueda afanosa de canales que eludieran el relato hegemónico o el paquete del sentido común dominante que se quería imponer para volver a vender el "collar nuevo" de la vieja estafa: el cambio para atrás.
 
Y entonces fue aflorando rápidamente una red creciente, ya sea por los caminos de la militancia efectiva, por vía de las acciones más sencillas del mano a mano cotidiano o mediante pequeños grupos de horizontalidad irrevocable. La sostuvieron consignas cancioneras como "vamos a volver", que no abandonó las calles ni un solo día de estos cuatro años y que aún hoy - falta todavía- es una meta. Volver. Y mejores, como algunos piden. 

Son innumerables los anclajes visibles de esa construcción "por hiladas" como diría Zitarrosa. Van desde la confluencia casi "cómplice" de televidentes en el programa de Navarro, las conferencias de Victor Hugo y los programas de Sylvestre hasta el accionar de las universidades públicas con sus espacios de debate y formación. Pero también hicieron su gruesa contribución las movilizaciones populares. Por Santiago. Por Rafa, por Ni Una Menos. Por el aborto legal, gratuito y seguro. Por Lucas Muñoz. El abuelazo. Los recortes del Conicet. La Agricultura Familiar. El 24 de Marzo. Un sinnúmero de acciones que abrevan en luchas populares históricas y también recientes, y que fueron expandiendo el rechazo y fortaleciendo codo a codo la visualización de las diferencias con el modelo imperante en el país. 

Parece nimio pero también el "Macri chau chau chau" y el más resonante "MMLPQTP" contribuyeron a ese ideario, cuyas notas de color no hubieran soñado Perón y Evita. Las siempre frivolizadas redes sociales impusieran "hashtags" (etiquetas) con consignas nada pasatistas. Día a día. Hora a hora. Refutadores dignos del mejor Dolina de Flores frente a campañas y operaciones hegemónicas. No. Nada de voto insustancial: hay una lucha atrás. Inórganica quizás, sutil a veces. Pero sostenida.

Al compás de las buenas y malas hay además un liderazgo que se mantuvo en pie por ese "amor plural" incomparable. Un caso inédito: la presentación de un libro que reunió multitudes en un abrazo impensado, plagado de selfies imborrables y gestos políticos. La figura más convocante de la Argentina resignó el primer escalón y lo cedió. Una jugada magistral (¿y ejemplar?) que le abre paso a un político de estirpe decidido a discutir lo que sea en cualquier terreno. 
Y todo confluyó paso a paso: los antagonismos menores marcharon hacia un mismo proyecto. Se revaluaron diferencias, se restituyeron en un mismo frente de acción política figuras legendarias como Pino Solanas o asomaron insolentes maravillas como Ofelia Fernández. También volvieron al nido Sergio Massa, los Moyano, el mediático industrial Vasco De Mendiguren.
 Algunos sienten el ardor seco de la piel de sapo atravesando la garganta.
 Pero no importa, hay que construir. Algo más grande mueve la rueda. Unidos y organizados. 

Por cierto cada una de estas cuestiones merecería un capítulo aparte. Pero es justo decir aquí que el accionar político de Macri y sus atildados amanuenses también fue contribuyendo a identificar claramente de qué lado de "la grieta" no cabía ubicarse. "Hicieron mierda todo" se escuchó decir a diario, en cualquier ámbito. Y es verdad: jubilados en degradación, pobreza, desempleo, pymecidio, ciencia y técnica... Mil ejemplos de retroceso. Y también decadente el modo de "decir": desde aquel artero "Zamba está podrido por dentro" (por aquella adorable mascotita del Paka Paka nac&pop), hasta el sobreactuado "no se inunda más carajo, sorry...". Bueh. 

FEDERALISMO LIGHT

Una melange cultural y política que se afincó también en nuestras tierras con brotes "verdes" que proponen un federalismo vacuo y exitista, que en lugar de arraigarse en lo popular se siente cómodo en los bunkers lujosos de los operadores macristas y que en base a migajas conseguidas a cambio de defender políticas cruentas con los más vulnerados sostiene un esquema que pretende vaciar de contenido todo ese proceso de construcción nacional, popular y democrático. Una opción "federalista" que avergonzaría a José Artigas y Felipe Varela pero que con ese mote ha dado buenos dividendos políticos, respaldado también por voluntariosos coreutas, en algunos casos muy bien remunerados. Así Weretilneck festeja en los medios su escuálido porcentaje como si hubiese salido airoso. Pierden por casi 60 mil votos de diferencia, pero ganan. Raro.

En Bariloche se repiten los esquemas. Gana FF aunque un buen número de respetables y legítimos adherentes al esquema ideológico imperante votan al ex presidente de Boca, a quienes se suman los aturdidos por la tele, ex radicales de acendrado gorilismo, un restito de seres ajenos al padecimiento de los más desprotegidos y los disciplinados opositores a un "populismo" que les vendieron muy distinto al real.
Aún así es preciso advertir que en circuitos como Melipal, Fasta, Escuela 16 o Colegio Nacional, donde ganó otra vez Macri, también hay votos en minoría de asalariados, cuentapropistas, técnicos o científicos, pequeños comerciantes, profesionales de raigambre popular, algunos jubilados, de muchos jóvenes  que, aunque les vaya bien en lo individual o todavía no sufran los efectos de la debacle neoliberal, sienten que no pueden ser felices enteramente si el que está al lado padece carencias esenciales. El amor plural del que hablamos antes no se rinde y aunque en el centro de la ciudad gane el desprecio por los "choriplaneros" cada vez son más los que votan contra los abusos represivos, a favor de la Verdad y la Justicia. Por los proyectos como Arsat. Por las cunitas. Por Conectar Igualdad. Porque todos y todas tengan acceso a la salud y a la educación públicas de calidad. Por el respeto a la diversidad. Por los derechos conquistados y por conquistar. Por los que quiera agregar, respetado lector. Para que reine en el pueblo, en fin, "el amor y la igualdad".

Está claro. No es solo economía. No es sólo la heladera vacía. También los despidos, la flexibilización, la desprotección a la industria nacional, la estafa previsional. Los Loperfido. Los Garavano. Los Pichetto. Las decisiones políticas, el encuadramiento internacional, las mentiras sobre el caso Nisman, las pericias truchas. D'Alessio. La fuga de divisas. El blanqueo a los parientes. El armado de causas. Los Panamá Papers. Los aportantes truchos. No cabe duda: hay muchas razones que no entran en la "heladera". 

Asombra el holgado triunfo K (Kicillof) en la "madre de las batallas", como llaman a la puja electoral bonaerense. 
Sorprenden los 10 puntos de ventaja en Entre Ríos o Santa Fe. 
Entusiasma el acortamiento de la brecha en Córdoba y en CABA. 
Reivindica la lucha el triunfo "milagroso" en Jujuy, el imperio del persecutor Morales. 
Solaza la victoria en Salta "la tierra de Urtubey" (¿mejor decimos "de Jaime Dávalos"? ¿O "de Güemes"?.) 

Es un triunfo nacional. En todo el territorio. Un triunfo nacional y popular. El triunfo de los más castigados. Pero también los que no quieren inequidades a su costado, esos que entienden perfectamente cuando les dicen "la patria es el otro". 
Un triunfo categórico de valores democráticos, inclusivos. 

"Yo no voté para que se vaya Macri. Voté para que Fernández sea nuestro Presidente pues lo creo apto para sacar el país adelante" sintetizó, a propósito de Alberto y el voto en favor de otro modelo, la genial baterista rockera Andrea Alvarez. 

Pero ojo. Falta octubre. Paso a paso. Tranquis pero alertas: Macri se va a dormir temprano pero cuando despierta el dólar ya trepó a las nubes, y les echa la culpa a los que no vieron un verde en todo su período de gobierno.
Ojo sí. De operaciones de inteligencia, manipulaciones y falsos profetas ellos saben mucho y no sería raro que aún tengan alguna Morsa a mano para aplastarnos los sueños.

 

Rodolfo E. García

 



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