Para años así…
¡Recomendaciones así!
A lo mejor porque el año fue medio así, ¿no?
Como que fue un año hasta Marzo y después otra cosa. Pero eso: otra cosa.
Y esa otra “cosa”, entonces, es una instancia donde quien normalmente se permite aconsejar libros para comprar, se convierte en un compilador de lo que le ha gustado de lo último que leyó, con lo mejor que he leído y transformarlo en una oportunidad de compartir libros lindos (no necesariamente nuevos, queda casi claro ¿no?).
Y algo más: como adulto que soy, también me gustan los libros para chicos. Mucho.
De forma que me pareció interesante compartir lecturas lindas, sensibles, de libros lindos, amables, siempre interesantes.
Un texto curioso, novedoso (aunque el recurso central del libro tiene muchos años) vinculado a la poesía y al terror pero particularmente enfocado a un público infantil es Fábrica de escalofríos (Horacio Cavallo – Tati Babini, editado por editorial rosarina Libros Silvestres).
Se trata de un libro (bellísimo objeto también) que permite disfrutar de “10 millones de poemas para combinar temblando” dicen los editores. En efecto, su troquelado verso a verso permite hacer cada vez nuevos poemas que, no mágicamente (aunque lo parezca), convierten cada historia, los protagonistas y por supuesto los desenlaces. ¡ Y las ilustraciones cambian con ellos! Un libro por demás recomendable.
Una notable biografía presenta A través (Tom Haugomat, Pípala) una obra de arte planteada como si fuera para gente pequeña pero que tiene una lectura que al adulto también le va a pegar en alguna víscera y que nos permite recorrer una vida de alguien que nace, crece, tiene tristezas y alegrías, va a la escuela, pierde a su madre, se va a estudiar a la universidad, llega a la NASA… ¡viaja al espacio! Y luego vuelve a la Tierra, tiene un hijo, peleas, desempleo, regreso al hogar de origen, la muerte del padre, la vejez… y finalmente la muerte. Y todo a través de unos binoculares a la altura de nuestros ojos y del tamaño (ni mas ni menos que ) de nuestra mirada.
Momo (Michael Ende, Loqueleo ) un clásico de la literatura del final de la infancia (que vendría bárbaro que mas de un grandote lea). Cuenta la historia de una niña que tiene la maravillosa cualidad de saber escuchar a los demás y que enfrenta, ni más ni menos, que a los hombres grises que intentan apoderarse de un bien por demás valioso: el tiempo de las personas. Recomendado en particular para quienes se han dejado ganar por ellos.
Un título para revisitar siempre, también, es Farenheit 451 del siempre genial Ray Bradbury, sólo que esta vez quiero poner especial atención a la notable versión ilustrada por Ralph Steadman para Ediciones del Zorro Rojo. Básicamente porque la historia del bombero del futuro, Guy Montag, siempre impacta cuando lo ves – literalmente - descubrir y quemar los libros que varios vecinos guardan aún en sus casas porque el poder de turno considera que sólo sirven para difundir ideas falaces en lugar de disfrutar del ocio oficial. Y el pase por el cedazo de un ilustrador como el británico, enriquece notablemente la historia.
Un libro que se escribe con sucesos puede contener aciertos y errores pero, en particular, Turistas ( Hebe Uhart – Ed. Adriana Hidalgo) apuesta desde los hechos a dar jerarquía al relato de las cosas comunes. Y acaso ahí radica su grandeza: una manera sencilla de hablar de gente que viaja y que supone que tiene que comportarse de manera natural mientras ella observa y da forma a sus particulares cuentos.
Recuerda que has de morir (Silvia Urtubey, Fondo Editorial Rionegrino, 2020). 10 cuentos de buenísima factura en la delicada frontera que separa - ahí nomás - el terror del policial y el suspenso. Con un lenguaje por demás accesible y punzante, la autora se desliza entre los instantes previos a la historia central de cada cuento, entre personajes reconocibles y hasta cotidianos en escenarios siempre oscuros. Punto altísimo de su trayectoria como escritora.
La vuelta o el redescubrimiento del precioso poema de Pablo Neruda “Muchos somos” se hace libro de la mano del ilustrador Diego de Arena (Calibroscopio) a puro madera, clavito y buen gusto, recreando ese ida y vuelta en el que tanto nos reconocemos nosotros y nuestras dos versiones de nosotros mismos.
Entrañable historia la que amasaron con mano conocedora y hábil Virginia Schuvab y Alicia Pez en Mil nueve setenta (o el mundo al revés) (Artilugio – 2020) para contarnos los hechos que narra la mayor de tres hermanas ante una situación que uno podría creer cotidiana pero que, tal y como nos ha sucedido a menudo, dispara imágenes y recuerdos que te conmueven y retrotraen sobre tu propia vida.
Una edición autogestiva llega hasta acá porque creo tiene un trabajo de elaboración y factura por demás merecedor de recomendación: El conejo, la reina, la niña y los verdes imberbes (texto de Silvina Rocha con ilustraciones de O´Kif para editorial Dinamita) trae ecos de Alicia en la País de las Maravillas y una vuelta de tuerca que nos acerca a costados de nuestra historia como país. Pensado para chicos con notable cantidad de guiños para con otras lecturas, canciones y hechos para que los grandes acompañen la lectura si lo desean y - a cada nivel - cada quien lo haga más que gustosamente.
El Plan un librazo divino de toda divinura elucubrado por Eva Mastrogiulio y Ethel Batista (Calibroscopio) que retornan a “Los tres chanchitos” para dar fe que es posible no tropezar dos veces con la misma piedra, sobre todo si leíste bien de qué iba aquella historia. Sólo que ahora las protagonistas son chanchitas y el lobo…parece ser el mismo.
En fin, que leer, como actividad lúdica, como placer, siempre implica irte volando con los autores a otros lugares.
Y ya se sabe que no vuela quien tiene alas, sino quien tiene cielo.
P/ Roberto Szmulewicz, Librería "El Profe" (Dina Huapi / Río Negro / Argentina), Premio: "Pregoneros 2019"