Las low cost chocan contra la seguridad aérea
El Secretario Gral. de APLA, Pablo Biró, aseguró que “cuando uno baja la cantidad de hs de entrenamiento para los pilotos, lo que se baja es el umbral de seguridad”.
En declaraciones a Café a la Turca, el Secretario General de la Asociación Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y Presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Pilotos, Pablo Biró, aseguró que “Aerolíneas Argentinas, la línea de bandera, va rumbo al vaciamiento y/o privatización, al igual que ocurrió en los 90” y que “en política aerocomercial, en Argentina, la visión es muy, muy crítica, con una clara tendencia a la extranjerización de vuelos, entrega de rutas, frecuencias, pérdida de soberanía y pérdida de la balanza comercial que nos deja muy mal, porque las compañías que recaudan y se llevan dólares afuera impactan negativamente”. Sin embargo reconoció que el problema más grave de esta “revolución aérea” como gusta definirla el Ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, es la “falta de controles, de mantenimiento y de cambio de normas” tendientes a bajar la calidad de los servicios y a tener niveles mucho mas bajos de seguridad que ponen en peligro a los pasajeros y a las tripulaciones.
Biró fue contundente: “Los trabajadores en estos modelos (low cost), terminan siendo víctimas, porque no tienen otra inserción laboral en otro lado. Tal vez un piloto quería ser capitán en AA y no aprobó los cursos para serlo y Fly Bondi lo convoca y le ofrece una vacante de Capitán, y es un desarrollo profesional para él y es una oportunidad laboral importante. Hay un montón de cuestiones que no tienen que ver con el trabajador, ni siquiera con la compañías. Es la ausencia del estado controlando”.
Respecto a Fly Bondi en particular, la empresa low cost que más afianzada está en el mercado aerocomercial de la Argentina, el piloto y dirigente gremial, expresó: “Cuando autorizan a una compañía como Fly Bondi, a que no tenga mecánicos en las escalas y solo los tenga en las bases, es peligrosísimo desde el sentido común, porque si el avión tiene una novedad técnica, el piloto la anota en un libro y desde ese momento hasta que esa novedad no sea revisada por un técnico aeronáutico habilitado y capacitado, no lo puede levantar y el avión debe quedar en tierra”. Y en el caso de esta línea aérea, “eso no ocurre”. “Existe una presión tremenda sobre los pilotos para que no anoten la novedad, cualquier novedad, ni una falla de un componente ni de cualquier cosa, total no pasa nada; por un tramito más…dicen. Y eso se transforma en una cultura operacional, hasta que un día pasa”. En este caso en particular, agregó además que “las cubiertas de Fly Bondi, están peladas hasta las telas, algo que uno no haría en su propio auto” y en eso, “el estado es el responsable”, aseveró.
Para Biró, “lejos de tener el mejor equipo de los últimos 50 años, en aviación por ejemplo, hoy tenemos el peor equipo de la historia. Nunca hubo uno peor”. Y no dudó a la hora de mencionar que estas líneas de bajo costo llegan a la Argentina de la mano de contactos en los altos niveles de mando gubernamentales. “Lo que pasa es que hay muchos intereses creados: están viniendo Norwegian, Jet Smart, otras low cost y los jugadores son importantes. Por ejemplo: atrás de Norwegian está el magnate Joe Lewis, y está el mismo Presidente de la Nación, Mauricio Macri. Digamos que las negociaciones son del máximo nivel y hay muchos pedidos, como que eliminen la banda tarifaria para venir a operar al país y la acaban de liberar; pidieron que cambien las normas, que las degraden y esas son normas que tienen que ver con el descanso de la tripulación, con las horas de entrenamiento. Piden además que bajen la vara de exigencias en materia de seguridad y también quieren que se bajen las exigencias de controles” bajo la figura de “normas más adaptadas”.
Con un capital de 6.000 dólares, con una inversión millonaria que haría Fly Bondi en el Aeropuerto de El Palomar, donde tiene su base de operaciones y que no realizó, sino que por el contrario lfue ejecutada por el Gobierno; con contrataciones de tripulaciones a través de brokers tercerizados con sedes en lugares remotos como Tailandia; subsidios de los estados nacional, provinciales y municipales, el negocio de las low cost, indudablemente cierra para los interese del gobierno de turno y sus amigos. Pero la seguridad de pasajeros y tripulación queda a la deriva y como expresó Pablo Biró: “El impacto de estas políticas de liberalización es negativo en todos los aspectos, desde la salud financiera de las compañías, el servicio a los usuarios y la situación de los trabajadores, donde el estado deberá hacerse cargo de todo, pero principalmente desde la seguridad aérea, porque no se evitan accidentes evitables”. “Pero los hechos no se van a poder forzar. La revolución de los aviones va a terminar en un fiasco”, sentenció.
Roxana Arazi
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