Cuecen habas...negocian nuestro presente... hipotecan nuestro futuro
Confieso que no puedo dejar de leer a Luciano Debanne (*). Su simpleza en la forma de escribir lo cotidiano, lo que a la mayoría nos ocurre y/o sentimos, hace que no sea necesario nada más que eso: leerlo para comprender; para saber que somos muchos más quienes sentimos empáticamente, aunque la dolorosa realidad sea lo que nos une y a pesar de que mal de muchos, consuelo de.... Comparto este texto sobre lo que vivimos en Argentina en torno al "partido judicial".... Escuchar acá:
(*) LUCIANO DEBANNE – PERIODISTA- ESCRITOR – CORDOBA
Los señores se escribieron
patatín y patatán
y resulta que el msj
ay, se puso a circular.
Pasó que estos señores
se juntaron en un lugar,
y eso ya es medio raro:
¿de qué tenían que hablar?
Porque eran varios, los señores,
toda gente con poder,
y se reunieron en la casa
de otro señor, inglés (yes).
Funcionarios, empresarios,
espías y más de un juez
todos en el mismo viaje
pagado por ya saben quien.
(Miente!)
Y quisieron ocultarlo
porque algo no estaba bien,
¿reciben dádivas los jueces?
¿A cambio de qué?
¿Para qué es que se reunían?
Vaya uno a saber,
quizás jugaban al truco (mienten!),
quizás al ajedrez.
("¿Qué dios detrás de dios...?
decía Borges en el verso aquél.)
O quizás conspiraban,
conspiraban, mire usted,
pero eso es un delito,
no creo que siendo juez...
¿A si?
¿Que es posible?
¿Que puede ser?
¿Que empresarios de los medios,
funcionarios de derecha,
espías y más de un juez
se juntaron para conspirar
en la casa de un inglés?
(Oh my gosh, what?!)
¿Contra quién?
¿Por qué?
Ah... ahora entiendo,
como con Lula y Rafael,
el cóndor vuela de nuevo,
más alto... para que no lo podamos ver.
Y en suelo de la patria, otra vez,
las ratas rastreras trabajando para él,
intentan asesinatos,
o despliega su lawfare.
¿Quién juzga si el delicuente
es el mismísimo juez?
¿Quién informa si el que miente
es el dueño de la tele, de los diarios, de la radio,
y de toda la internet?
Pueblo, puro pueblo,
lo demás... lo demás es puro blef.
....
Lectura: Roxana Arazi