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  LITERATURA  25 de septiembre de 2018
Reivindicación de las cartas escritas a mano
Las cosas que no deben quedar por decir

¿Recordás cuánto hace que no recibís una carta?

No la factura de la luz, del gas, del teléfono. No.

Una carta manuscrita, de esas que se notaba cuánto apretaba la birome o el lápiz  el que la escribía, o el color de la tinta, el trazo de la pluma, el espesor del papel y acaso hasta el olor a lavanda, a tabaco, a cocina.

Alejandra Correa llevó ese tiempo a “Si tuviera que escribirte (Ediciones de la Terraza, 2017) y en complicidad con la delicadeza de la gráfica que montó Cecilia Alfonso Esteves, con pequeños objetos montados sobre sobres de carta, esos objetos rectangulares con una solapa triangular posterior, crearon un libro que es de poesía, pero que también es un clima en sí mismo de principio a fin.

Para ello pensaron en dos personas escribiéndose

Cartas que contengan flores secas de mi planta de jazmines, del tamaño de un grano de arroz.

Cartas con grullas japonesas

Cartas con noticias que se despliegan y te envuelven como una manta celeste y suave

Pero también en que

Hay cartas que mejor no recibir

Pero ¿cómo saber cuáles son?

Siempre están dentro de sobres, siempre con sus colores o su blancura, con sus olores a papel y tinta, con su señor, señora o señorita, y el nombre en el remitente y cerradas.

Y pensaron en la angustia de no recibir ninguna por días, por muchos días, por demasiado tiempo,  en los soldados y las enfermeras (que) esperan las cartas como esperan el destino y también en cómo es uno volando dentro de esas hojas ensobradas para que las vea otro.

Ni mas, ni menos.

De esa conjunción de aromas, esperanzas y conjuros se alimenta el increíble libro de la editorial mediterránea.

Es poesía, sí, también.

¿También?

Sí, es de poesía pero fundamentalmente es un libro que te espera.

 

Si tuviera que escribirte es “destacado ALIJA” 2017 en la categoría ilustración.

 

Texto de Roberto Szmulewicz, Librería "El Profe", Dina Huapi, Río Negro, Argentina.

 



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