LITERATURA Y CINE 6 de julio de 2022 |
Vademécum de la Flora naturalis imaginaria |
Para enamorarse de las flores
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Digamos a priori que uno lee la palabra “Vademecum” y medio como que pone la mano abierta así, con el brazo extendido hacia adelante y separando todo lo posible la cara para el lado opuesto a la palma de la mano. Y ni que hablar cuando, como quien firma esto, desconoce todo cuanto tiene que ver con las aristas – digamos – científicas de las flores. Pero es cuestión de animarse y comprender la breve historia que te da la bienvenida para caer en la trampa y no parar hasta el final y conocer las treinta y tres especies exotiquísimas que aborda la “investigación “, con variedad de aromas y colores. Uno se deja llevar por la lógica que propone el libro y puede ver a la libélula azul de Zanzíbar pero también respira el aroma de la Suskia y acompaña el peregrinar de la Dísdine: “Nace en cuevas subacuáticas, lejos de la luz solar. Florece en noches de luna menguante Muere en los picos del Himalaya”
Con un poco de trabajo quien lee puede suponer quién es la Dra. Brenda Twiler; lo que seguro sabe es que la ilustradora, una inspiradísima Irene Singer (la conozcas o no por sus trabajos anteriores) tomó un libro antiguo – de bacteriología, mas precisamente - y sobre él empezó a derramar su magia en acuarelas (¿) para dar cuerpo a pétalos poderosos, a un “fruto bermellón, que en estado de madurez deja caer la semilla de su interior/y libera en vuelo la pulpa, en forma de mariposa” , a ilustrar la genuina Rosa Púrpura de El Cairo y acaso hasta dar con una especie que podría terminar con una buena parte de los problemas energéticos actuales, la Kautriga meitennakti O niña tímida de las sombras (en Letón) es típica de los bosques de Slitere. Es sumamente difícil de encontrar, dado que tiende a ocultarse en cercanías de cuevas, bajo arbustos o matas de espinas. Su vida transcurre en penumbras. La industria de la iluminación se vale de sus filamentos para potenciar el alumbrado público.
Digo yo, que no se nada, que es un objeto bello, de tapa dura, que ocho flores (que seguramente no han sido escogidas al azar, pero no sé) rodean al blanquísimo rectángulo central que llama la atención de tan blanco que es. Abrir este libro editado por Calibroscopio es un poco como subir al Himalaya, tomar un café que te hipnotice y te deje dibujando todas estas flores una hermosa y larga noche hasta que un día, finalmente, se encuentre con las páginas de otro libro que a Dra. Twiler no sabía que está escribiendo.
P/ Roberto Szmulewicz, Librería "El Profe" (Dina Huapi / Río Negro / Argentina), Premio: "Pregoneros 2019"
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