La etapa de finalización del secundario es un momento de emociones encontradas. Padres y madres ansiamos que nuestros hijos terminen 5to año y llegamos a diciembre con la sensación de no tener más fuerzas. Sin embargo, de manera inmediata, para muchos comienza a hacerse carne el famoso síndrome del nido vacío. Porque los adolescentes, ya casi adultos, en muchos casos emigran de sus lugares de residencia y de sus hogares, para buscar su propio rumbo. Y es allí, quizás, donde comenzamos a depositar nuestras experiencias, nuestros deseos, expectativas, miedos, angustias y tantos otros sentimientos, sin reparar que ellos están pasando por una situación que les es absolutamente desconocida y que pueden estar tanto o más angustiados que nosotros, aunque no puedan verbalizarlo.

De hecho, como supo decir alguna vez un docente: “elegimos el Jardín de Infantes al que irán; decidimos a qué escuela primaria concurrirán; en el Secundario también decidimos por ellos y, en el mejor de los casos, les permitimos que opinen y hasta respetamos sus deseos. Pero terminan 5to año y los obligamos a decidir por ellos mismos”, como  si tuviesen muy claro ese ejercicio hasta ahora pocas veces aplicado…

Los cursos de orientación vocacional pueden resultar una herramienta interesante para los jóvenes. Pero también para padres, si es que incluyen reuniones y charlas con los adultos  en donde poder compartir lo que nos ocurre y, con profesionales que nos contienen y marcan algunas situaciones, para poder  encontrar tranquilidad y herramientas que nos permitan  bajar nuestras ansiedades y acompañar mejor a nuestros hijos desde un lugar con menos carga emocional y, principalmente, de exigencias.

En Café a la Turca del 29 de noviembre de 2018, conversamos con Elizabeth Goldman y Paula Luccioni, quienes junto a Teresa Ferreccio (todas psicopedagogas) llevan adelante el Grupo de Orientación Vocacional "Senderos" (Bariloche), un espacio que realmente - y con conocimiento de causa - recomiendo!!!

Roxana Arazi