PROGRAMAS CAFE A LA TURCA 30 de diciembre de 2018 |
"Mi balance del 2018" |
El año en el que la intranquilidad se convirtió en el amanecer diario.
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2018 fue un año en el que siento que no hubo respiro. En el que la intranquilidad se convirtió en el amanecer diario. Pensar en un balance personal me resulta egoísta. Porque estoy convencida que el bienestar no es completo si no es colectivo. Muchos, muchísimos, no compartirán esta apreciación. No me sorprende ni me genera más de lo que ya me ha generado cada una de las situaciones en las que las diferencias de criterios o pensamientos se volvieron agresiones o desprecios. Ya ni siquiera me interesa discutir con quienes no tienen intención de dialogar con respeto. He transitado un año en el que el dolor de muchos se me hizo carne. En el que también - y ya refiriéndome a lo profesional exclusivamente - hice entrevistas radiales en las que debí conservar la calma y hasta las formas para evitar ser acusada de “poco profesional”… Hubo gobernantes y funcionarios que mintieron descaradamente al aire, desmereciéndonos como seres humanos pensantes y hasta burlándose sin remordimientos de sus estrategias para zafar de sus responsabilidades o para ocultar las verdades. Esto a nivel nacional, provincial y local. A todos ellos, que no hace falta nombrarlos, podría desearles un venturoso año porque, como suele decirse, “si a Uds. les va bien, nos va bien a todos”. Pero por qué otorgarles crédito si en tres años, y en los tres niveles, hicieron todo lo contrario?. Entonces me tomo el permiso de desearles un año de intranquilidad plena. Porque de esa manera, quizás, cuando apoyen la cabeza sobre la almohada, y si algo les queda de conciencia, no podrán descansar. Como no lo pueden hacer quienes tienen las panzas vacías; quienes perdieron sus trabajos; quienes revuelven la basura para alimentarse; quienes el próximo año engrosarán las “cifras” de personas en situación de calle; quienes cierran sus comercios porque no pueden sostenerlos; quienes en justa ley debieran estar disfrutando del fruto del trabajo de una vida y hoy tiene que salir a luchar en los “Abuelazos” para que no se los siga invitando a la muerte; quienes perdieron a seres queridos en manos de las cebadas fuerzas de “seguridad”; quienes reclaman justicia y saben que solo les resta la resignación; quienes están presos sin sentencias firmes; quienes perdieron todo lo que tenían; quienes no pueden pensar ni siquiera en presente y básicamente como no pueden descansar a quienes Uds. les han robado la dignidad. A todos los demás nos deseo un año de lucha sostenida; de coraje para enfrentar todo lo que nos permita recuperarnos; de abrazos sostenidos y de sentires empáticos. Porque de individualismos egoístas ya hemos tenido suficiente… De todas maneras, cuando el reloj marque la 00:00 hora del 1ro de enero de 2019, igualmente sonreiré (como en la imagen). Porque más allá de que se esfuerzan por robarnos la alegría, lo que no lograrán es prohibirnos la esperanza. Roxana Arazi
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