La historia de Sara no es la de una médica convencional. Durante su residencia en la carrera de medicina "formal" comenzó a escuchar, seguramente, a su voz interior. Esa que le indicaría no mucho después de recibirse, que la sanación de cuerpo y alma no pasa exclusivamente por tratamientos con fármacos, sino que la ciencia primaria está en la naturaleza. Ese camino de búsquedas internas primero, comenzó a tomar forma y a profundizarse como un estilo de vida, al mudarse al sur de la Argentina. Fue aquí donde comenzó su "diálogo de saberes" con mujeres de pueblos originarios que le enseñaron que la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino una conexión profunda con el entorno.

Sara Itkin se autodenomina con orgullo "médica yuyera", un término que busca reivindicar a todas aquellas mujeres que fueron históricamente desacreditadas por amar las plantas y la tierra. Y también por curar cuerpos y almas. Y, más aún, por poner a la industria farmacéutica en jaque, aunque sigan siendo una minoría dentro de esa industria que ocupa uno de los principales lugares del ránking de mayor facturación en el mundo.

Para Itkin, las plantas no son simples "medicamentos verdes"; son seres que ofrecen, de alguna manera, amistad y bienestar. En sus declaraciones sostiene que "tenemos que aprender a ser naturaleza" y que el conocimiento de las plantas nativas nos liga directamente a nuestra identidad.

"Las plantas sanan distinto: son amigas, nos consuelan, revitalizan, estimulan o relajan", define la doctora. Para ella, el acto de cuidar un jardín o una huerta es crear un "botiquín natural" que nos devuelve el sentido de pertenencia a la tierra.

El compromiso de Sara Itkin con la difusión de estos saberes se ha plasmado, además de atender a pacientes que llegan desde lugares muy alejados a Bariloche, su ciudad de residencia, en numerosas publicaciones que hoy son material de consulta obligatoria en la región. Por citar solo algunos:

• Plantas de la Patagonia para la Salud (Editorial Caleuche): Su obra fundacional, donde describe 53 especies a través de relatos de experiencia.

• Plantas Nativas de la Patagonia para la Salud (Artemisa, 2025): Su lanzamiento más reciente, una guía de campo que detalla 87 especies nativas, rescatando sus nombres originarios y sus propiedades bioculturales.

• Calendarios de Plantas Nativas: Publicaciones anuales que funcionan como un homenaje cotidiano a la flora del territorio.

• Libros-Agenda como Frutos de la Patagonia para la Salud.

Una de las definiciones más potentes de Sara es su visión sobre el síntoma: "No hay que usar las plantas para tapar un síntoma, sino para sanar de forma más profunda". Y desde allí invita a que, por ejemplo, ante un dolor de cabeza, uno se pregunte qué está pasando realmente en su vida, mientras se amiga con la naturaleza a través de una infusión.

Para la médica yuyera, la medicina del futuro es aquella que vuelve a la simpleza. Su labor diaria, ya sea en su jardín botiquín de Villa Los Coihues o a través de sus libros, es recordarnos que somos parte de un ecosistema vivo y que, en ese reconocimiento, reside nuestra verdadera salud.

Recorrer junto a Sara cualquier espacio verde del entorno natural que envuelve a Bariloche y la zona; su propio jardín, charlar con ella sobre su filosofía del bienestar y la importancia de recuperar el vínculo con la tierra, es sencillamente un oasis en medio de vidas cada vez más postergadas por el propio ritmo que nos impone un mundo donde la inmediatez nos despoja a ritmo acelerado del tiempo para conocer y sentir nuestros propios ciclos.

Sara Itkin deja latente en cada una de sus palabras que la medicina natural no es un regreso al pasado por nostalgia, sino un acto de soberanía y conciencia para el presente y de cara al futuro.

Su propuesta nos invita a cuestionar el automatismo de la pastilla que "tapa" el dolor para proponernos una sanación que nos "conecta". Y a través de sus palabras, saberes y preparados, la medicina de la tierra aparece como un recordatorio de nuestra esencia.

Sanar con plantas se vuelve así un ejercicio de humildad y paciencia. Es entender que la salud no se compra sino que se cultiva en el respeto por el suelo que pisamos. Cuando Sara nos habla de la fortaleza de la paramela o de la generosidad del radal, no solo nos está dando una receta; nos está devolviendo el cordón umbilical con la vida misma.

Tal vez el desafío más grande de la medicina contemporánea no sea descubrir una nueva molécula sintética, sino recuperar el saber ancestral que nos permite reconocer en una "maleza", o "buenezas" como supo definirlas otro maestro de la sabiduría natural de Bariloche, el dr. en Ciencias Naturales, investigador y profesor emérito de la Universidad Nacional del Comahue, Eduardo Rapoport (3/07/1927 - 15/05/2017), beneficios muchas veces ignorados, pero sumamente beneficiosos para nuestra salud .

Como bien dice la "médica yuyera", de la Patagonia argentina, no se trata de renegar de la ciencia, sino de amigarla con la naturaleza. La reflexión es simple pero profunda: ¿Qué pasaría si, antes de silenciar un síntoma, nos permitiéramos escuchar lo que la tierra tiene para decirnos a través de sus plantas? Quizás allí, en ese jardín-botiquín que todos podemos tener, reside la verdadera medicina: la de volver a la simpleza para encontrar el bienestar.

(Más sobre la autora y/o para adquirir sus libros y agendas: https://www.saraitkin.com.ar/ )

Entrevista de Roxana Arazi

Café a la Turca 15 de diciembre 2025