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  8 de octubre de 2019
“Lasciate ogni speranza voi ch’entrate” INFIERNO Y DROGA
Nota de opinión del periodista y abogado Pablo Baqué, Director de Radio Legislativa.

Axel Kicillof dice que “hay gente que se dedica a vender droga porque se quedó sin laburo” e inmediatamente una horda de inquisidores de esos que “panelean” por los medios, gritan por llevarlo a la hoguera, sin contar el vuelo literario de otros que relamiéndose por un cargo aprovechan para acusarlo de promover el narco, el saqueo y más delitos.

Porque hay unos cuantos que “como se quedaron sin laburo” se empeñan en buscar ingresos sin contraprestación de servicios, en la política.

Pero para animarse a hablar del narcomenudeo hay que conocer profundamente la realidad de aquellos que viven en pobreza total de dignidad y especialmente de oportunidades.

Dante Alighieri escribió en La Divina Comedia, que en la puerta del infierno un cartel decía: “Lasciate ogni speranza voi ch’entrate” (“Abandonen cada esperanza ustedes que entran”). Bien podría estar ese anuncio en la entrada de cada barrio pobre y en Casa de Gobierno.

No hay castigo peor que la falta de esperanzas.

Los periodistas que tenemos esa maquina para mirar lo que pocos quieren ver, asistimos a diario a esa dualidad entre los pasillos bien lustrados del Senado y los basurales donde hay personas deshechas que buscan sus alimentos entre los desechos.

La Organización Mundial de la Salud quitó a la marihuana (y la resina de cannabis) de la Lista IV, que es la categoría más restrictiva de la convención sobre drogas de 1961. Aún así los casilleros de los juzgados federales están repletos de expedientes con historias sobre personas que padecen la enfermedad de la adicción a las drogas, que por la exclusión de la educación y el empleo o por el factor que sea, se convirtieron en cuentapropistas. El narco, sin embargo, es otra cosa; quizá sea un señor que vive en un barrio cerrado o en un edificio torre repleto de “ammenities” y no está en la mira de de las agencias policiales ni en la propaganda del Ministerio de Seguridad.

El cliente preferido del derecho penal (ese que ahora la policía deberá seleccionar e identificar en los trenes) conoce bien todos los “no” de la sociedad, y sabe que se le transfirieron al narco las obligaciones del Estado en las zonas humildes.

El pibe Ni-Ni, empezó el primer dia de clase con un cuaderno nuevo y un lápiz con la punta recièn sacada, pero a poco de andar salió del aula a buscar el sustento que no tiene en casa. Y allá afuera se ve que no hay mejores “casos de éxito” para los negocios de la villa que el de aquel que se la juega por la venta de drogas. Es el que ayuda a tu familia, consigue “minas”, no anda nunca a pie, siempre tiene un buen fierro que lo libra de todo mal, y si te morís te paga el cajón.

Kicillof que va a gobernar la provincia más abandonada a manos del negocio ilegal, seguramente dice lo que dice porque el hecho de salir a caminar le ha dado esos aprendizajes.

Pero quizá debió haber probado con frases más alentadoras como “pobreza cero”, “ningún trabajador pagará impuesto a las ganancias”, “no vamos a devaluar”, o “vamos a dar trabajo de calidad a los argentinos”. 

Probablemente seamos una raza de hipócritas que en lugar de avergonzarnos por todo lo que nos dejamos hacer, nos ponemos el hábito de inquisidores y nos miramos en un espejo que nos miente todos los días, asegurándonos que somos seres humanos “de primera” a diferencia de los otros.

Lo dramático es observar la proporción de personas que están de acuerdo con el dinamitero Pichetto, desconociendo la fragilidad de todas nuestras vidas humanas, y hasta animándose a gritar hurras para ese senador exitosamente millonario por mérito de ahorrar pesito sobre pesito de sus ingresos como funcionario público.

Hay que aclarar en este punto, porque lo que aquí digo se entenderá según el lado de la rajadura del anteojo con que se mire: …“nadie está justificando el comercio de drogas, y menos todavía diciendo que los pobres se vuelven criminales por la falta de opciones”.

Basta con recorrer las historias de universidades como la de La Matanza, para descubrir con qué esfuerzo muchos chicos pobres obtuvieron el primer titulo universitario de todo su clan familiar, aunque Vidal no lo crea.

Eso era la movilidad social que hace tiempo constituía una política de Estado y que hoy desapareció de la agenda, como igualmente se evaporó también la esperanza de muchos seres humanos que solamente quieren que se pasen rápido los días.

Me parece muy sano decir la verdad sobre el escenario que rodea a los excluidos, y no esconderse como hacen algunos intendentes que me han llegado a decir “con la droga no me meto”. Así andan los pibes nadies como zombies por las noches del conurbano buscando un “paco” que los rescate de esta mierda que es su vida.

Y en ese mismo sentido, estaría bien buscar las fuentes, el origen, qué es lo que lleva a que toda una sociedad necesite estar empastillada o fumada para soportarla.

En eso debería trabajar la política: en buscar la manera de curar el sufrimiento humano.

Pero parece que nos alcanza con ver como algunos practican oratoria desde la banca, tantas veces dando pasos de comedia sobre lo que nunca vieron de cerca;  y cuando no, acariciando a su electorado discriminador e inhumano con algún proyecto para “dinamitar y que vuelen por los aires” esas personas que dicen que “no sirven”. 

Como si ellos sirvieran para algo.

 
@pablobaque es abogado y periodista.
Director de Radio Legislativa

 

 

 



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