LANDE
#BastaDeMatarnos. Por Julieta Guadalupe Curual y por todas

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  ENTREVISTAS  6 de marzo de 2021
Ojalá Georgina... ojalá!!!
Georgina Orellano es puta. Podría mencionarla como trabajadora sexual, porque lo es. Pero ella se define así: “puta, feminista y peronista”. Y la respeto, como aprendí a respetar que el trabajo sexual es una decisión de vida; que es algo que no siempre se ejerce por necesidad, aunque muchas veces sea ese el disparador; que hay quienes, como Georgina, se “rompen el lomo” trabajando por ella y por sus pares y que si bien las luchas por nuestros derechos, los de las mujeres y los del colectivo LGBTTTIQ, nos han permitido logros impensados hasta hace unos años, con ellas, las putas, aún hay muchas deudas. Y esas deudas tienen que ver con sus derechos no solo laborales, sino humanos. Entrevista exclusiva de Café a la Turca. Escuchala acá:

Georgina cumplió el 2 de febrero de este año (2021), 15 años de ejercicio de la profesión. “15 años de puta” escribió en IG, la red social que elige para compartir sus logros como Presidenta de AMMAR (Asociación Mujeres Meretrices de Argentina), las celebraciones con sus compañeras, el amor por su hijo, las disertaciones que realiza por el mundo entero como referente de sus pares y también sus pesares. Como ese día, que debía ser de celebración, y en el que expresó: “15 años sin poder realizar ningún aporte jubilatorio. 15 años de calle y encima la mitad de esos años he vivido oculta sin poder decir verdaderamente a qué me dedicaba…”.

Gracias a sus luchas y las del colectivo al que representa, desde hace unos años puede decir abiertamente que es puta. Sin embargo, están quienes insisten en maltratar, defenestrar y hasta acusar de inmorales a las personas que eligen ejercer la prostitución (aún aquellos que en la clandestinidad contratan sus servicios...) y los que aplican atrasadas y extemporáneas leyes de castigo por el solo hecho de considerar que las putas pueden dañar a través de lo que suponen es una “mala imagen” y un “mal modelo” a seguir para sus entornos. Moralina, en definitiva, que es ni más ni menos que “moral como conjunto de costumbres y normas para juzgar el comportamiento humano, que es mezquina, superficial o falsa”. En “moralina”, todos tenemos algún experto o experta cerca…

Georgina es auténtica, y así como no oculta ni sus pensamientos ni su vida, también es transparente en lo que reclaman colectivamente: “que el trabajo sexual sea regulado para gozar de los mismos derechos que marcan las leyes laborales, tales como un monotributo, aportes jubilatorios y acceso a una obra social”.

La pandemia por Covid 19 afectó prácticamente a todas las actividades. A la prostitución la acorraló y de ese oficio depende el sustento de gran cantidad de personas incluyendo casos como el de Georgina, del que además depende su hijo. No les fue fácil subsistir, como no lo es aún porque la Covid 19 sigue entre todos nosotros. Entre los vacunados y quienes estamos en listas de espera.

Hubo situaciones en donde desde AMMAR debieron realizar muchos actos solidarios para que las compañeras pudieran tener al menos un plato con comida al día. Y los alquileres se volvieron desalojos… Pero allí estaba AMMAR, y allí estaba Georgina con todas las putas de la organización para darse una mano; para que la pandemia no aniquile vidas ni sueños.

En esta entrevista, franca y abierta como es Georgina Orellano, conversamos sobre muchos aspectos. Ojalá cada uno de quienes la escuchen pueda ponerse en su piel y en el de cada puta. Y digo piel porque es justamente el órgano del ser humano que “actúa como barrera protectora, que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras; funciona también como sistema de comunicación con el entorno y es uno de los principales órganos sensoriales”.

No la conozco más que de entrevistarla y seguirla en su IG. Pero me sobra para saber que “Geor” es una mujer inmensa. Que me ayudó a deconstruirme; que es excelente docente en esa materia (necesaria para tanta humanidad que aún sigue creyendo que la vida se rige por el patriarcado y por los mandatos ancestrales) y que - no lo dudo- es un ejemplo de lucha para que ella y el colectivo al que pertenece, puedan tener derechos. Los mismos que para cualquier ser humano, en pos de una mejor calidad de vida.

¿Qué es lo que anhelás Georgina en tu decimoquinto aniversario de puta y después de haber pasado más de la mitad de esos años obligada a ocultar tu trabajo?, le pregunté esperando que respondiera a título personal. Pero lejos de ella está hablar en primera persona. Lejísimo. Su respuesta, inmediata, visceral, solidaria y sin elaboración previa, fue colectiva: “Yo lo que espero es que ninguna compañera o compañero tenga que pasar por las cosas que nosotras pasamos; que ninguna compañera tenga que seguir yendo presa porque decidió pararse en una esquina para ejercer el trabajo sexual. Espero que ninguna más se tenga que ocultar y tenga que mentirle a su entorno, a su familia, a sus hijos,  por miedo al rechazo y a la exclusión social. Espero que todas tengamos el derecho a alquilar una vivienda sin que nos pregunten a qué nos dedicamos o que, si nos preguntan,  respeten nuestra decisión y que eso no sea un condicionamiento para negarnos el derecho a la vivienda - que es una de las realidades constantes que atravesamos -; poder tener una obra social, hace nuestros aportes jubilatorios, ir a un centro de salud o a un hospital público y poder decir vengo a atenderme, me dedico al trabajo sexual y que no haya ninguna situación de discriminación y que se termine el estigma. Y creo que para que desaparezca el estigma sobre el trabajo sexual, es necesario seguir sacando el tema del closet y que haya una despenalización social. Es el mismo proceso que atravesamos con el tratamiento de la ley de aborto legal, seguro y gratuito y esperamos que más temprano que tarde ocurra lo mismo con el trabajo sexual. Que desde muchos sectores acompañen nuestra lucha y apoyen nuestra demanda…”.

 

Pero yo te pregunté ¿qué deseabas vos personalmente?… y respondiste en colectivo, insistí. Y ese dato no es menor;  no quiero que pase desapercibido y menos cuando hablamos de las luchas por los derechos. Georgina no piensa solo en ella. Piensa, siempre, en el conjunto de pares.

Repregunté…quería saber qué le gustaría a ella, como quien pregunta ¿qué te gustaría que te regale para tu cumple?. Casi con timidez, algo que no tiene cuando habla de derechos y luchas, o de su trabajo expuesto a las miradas inquisidoras, Georgina respondió. Y su impronta aguerrida se transformó en ternura - de esas ternuras que no empalagan porque salen sinceras desde el corazón -: “mi deseo personal es poder estar más tiempo con mi hijo, porque la militancia y estar en la organización (AMMAR) y ejercer el trabajo sexual - continuó -  me quitan la posibilidad de disfrutar la adolescencia que está atravesando mi hijo; me gustaría poder acompañarlo en este proceso que está iniciando ahora, en el secundario; me gustaría tener un poquito más de tiempo para ayudarlo en sus tareas, para darle herramientas en su proceso de exploración y de descubrimiento. Porque - agregó - yo pasé una adolescencia muy crítica y me hubiese gustado que mi mamá hubiese estado un poquito más presente”. Sin embargo rápidamente aclaró: “después entendí que esa no presencia de mi mamá  se debía a que tenia 6 pibes que alimentar, que trabajaba - casi toda su vida como empleada de casas particulares - para darnos lo mejor “. Nada más tranquilizador para cualquier madre que una hija logre comprender esas ausencias obligadas…”Por eso - continuó - quisiera estar un poquito más presente para mi hijo, pero siempre respetando que él mismo me ponga los límites, porque ahora los adolescentes por suerte vienen con mucha más autonomía y transitan una adolescencia con muchas más herramientas y derechos que los que tuvimos otros y otras y que lo vivimos con mucha más angustia, con una sociedad mucho más hipócrita y con más prejuicios y Santi viene de la época de #NiUnaMenos , de la ley de matrimonio igualitario, ley de identidad de género, ley IVE, de tener una mamá  que es visible como trabajadora sexual, de participar desde chiquito en asambleas,  que hasta que yo pude llevarlo de viaje conmigo, lo hice; está siempre en la organización con nosotras.  Anhelo eso, un poquito más de  tiempo para estar con él y que no tenga que sonar el teléfono cuando estamos cenando y que me avisen que tengo que ir a la comisaria porque hay alguna compañera presa”.

Nada más. Georgina anhela lo que la mayoría de las madres laburantas deseamos y que se torna casi imposible justamente porque aún falta que se reconozcan derechos como los que ella plantea y tantos otros. En su caso, el derecho a ser puta.

Me hubiese quedado horas conversando con Georgina. La escucho atentamente y aprendo. La admiro. La respeto. Me dan muchas ganas de abrazarla y acompañarla en su lucha y en la de sus compañeras. Me quedo con ganas, también, de regalarle algo palpable. Pienso en algo que pueda gustarle mucho. Pero no la conozco como para saber sus gustos. Y entonces le regalo mi voz, pero con un texto que ella misma escribió y que publicó en su IG y que resume claramente lo que también yo deseo para ella:

“De qué trabaja tu mamá?.

Mi mamá es trabajadora sexual.

Ojalá algún día podamos decir que también tenemos derechos.

Ojalá algún día nadie se escandalice con nuestra putez, ni cuestione nuestro laburo.

Ojalá, algún día, todas, todes les trabajadores sexuales puedan decirle a sus familias verdaderamente a qué se dedican y no nos discriminen ni cuando querramos ir a la peluquería.

Ojalá algún dáa el estado pare tanto daño y tanta violencia que sembraron en nuestras vidas por empujarnos a la clandestinidad.

Ojalá se termine con tanta mierda y seamos reconocidas por lo que somos: trabajadoras

Ojalá, ese día, llegue pronto…”

Ojalá Georgina… ojalá!!.

( Me quedo pensando en si no sería posible, quizás, en esta deconstrucción que intentamos muchos y muchas, transformar ese insulto tan arraigado en nuestra argentinidad -“hijo/a de puta” - en un halago, en una expresión de orgullo para tantos hijos e hijas cuyas madres, como vos, levantan la bandera de ser quienes quieren ser!!!)

Ojalá Georgina… Ojalá!!!

 

Roxana Arazi

 



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