Regreso a Groucho Marx
Un repaso de Hugo Corso (*) por la filmografía que retrata la vida y obra de Groucho Marx, actor y humorista norteamericano, miembro ilustre de los Hermanos Marx.
Regreso a Groucho Marx
Unos 45 años después de la muerte de Groucho Marx, el actor australiano Geoffrey Rush, protagonista de El discurso del rey (UK 2010), de Tom Hooper y La mejor oferta (Italia 2013), de Giuseppe Tornatore, firmó para interpretarlo en una nueva biopic, basada en el libro de memorias de Steve Stoliar Raised Eyebrows: My Year's Inside Groucho's House.
Cuando el autor conoció a Groucho, este ya tenía más de 80 años y estaba mal de salud, de manera que el film va a cubrir sus últimos años, cuando ya no tenía la mente ágil de sus mejores tiempos.
Pero mejor dediquemos unos minutos para recordar su humor cáustico e irreverente.
Nació como Julius Henry Marx el 2 de octubre de 1890 en Nueva York, en una familia muy pobre (Tan pobres, según sus palabras, que cuando alguien llamaba a la puerta nos escondíamos todos).
Se lo recuerda junto a sus hermanos, sobre todo por sus más famosas películas: Sopa de ganso (1933), Una noche en la Ópera (1935) y Una noche en Casablanca (1946).
Fue nombrado en 1972 Maestro de las Artes y las Letras de Francia, y en 1974 recibió un Oscar honorario por su carrera.
Murió en Los Ángeles, en 1977, a los 86 años.
En los comienzos de las interminables giras con sus hermanos por el circuito del vodevil estadounidense, nació el personaje de bigotes y cejas pobladas, que en el original eran de corcho quemado.
La principal víctima de su sarcasmo fue su esposa Ruth, quien, harta del maltrato, terminó refugiándose en el alcohol. Los que los visitaban recuerdan que Groucho no tenía empacho en preguntarle una vez que la cena estaba servida: "¿En qué campo de concentración te dieron esta receta?".
Raro chiste de un judío, hijo de inmigrantes alemanes.
No era extraño, si alguien era su amigo, recibir un llamado telefónico a altas horas de la noche en el que lo único que llegaba del otro extremo de la línea eran insultos. Era Groucho, luchando contra el insomnio.
Su humor siguió hasta después de su muerte: mientras ordenaban la casa del recién fallecido Groucho, sus hijos encontraron una nota en la que expresaba su último deseo: quería ser enterrado arriba del féretro de Marilyn Monroe.
Una vez, Groucho fue interrogado por su opinión sobre una obra teatral de Broadway que él no había disfrutado demasiado. Respondió:
La vi bajo circunstancias adversas, el telón estaba levantado.
Desde su legendaria afirmación de que "nunca pertenecería a un club que me acepte como socio", Groucho Marx dejó un legado de frases marcadas con su inconfundible sello de ironía. Estas son las más famosas:
- Se nota que tiene usted una mente abierta. Casi puedo sentir la brisa desde aquí.
- Hola, ¿Servicio de habitación? Envíenme una habitación más grande.
- ¿A quién va a creerle? ¿A mí o a sus propios ojos?
- Nunca olvido un rostro, pero en su caso haré una excepción.
- Respondiendo a una mujer que tenía 17 hijos por que amaba mucho a su esposo, le dijo: Yo también amo a mi cigarro, ¡pero me lo quito de la boca de vez en cuando!
- Bebo para hacer interesantes a las demás personas.
- Esos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros.
- Hasta un niño de cinco años podría entender esto. Rápido, busquen a un niño de cinco años.
- ¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué hizo la posteridad por mí?
- Debo confesar que nací a una edad muy temprana.
- Partiendo de la nada, alcancé las más altas cimas de la miseria.
- He tenido una velada maravillosa, pero no ha sido esta.
- ¿Por qué estuve con ella? Ella me recuerda a ti. En realidad, ¡ella me recuerda a ti más que tú!
- Es usted la mujer más bella que ví en mi vida... lo cual no dice mucho en mi favor.
- No piense mal de mí, señorita. Mi interés por usted es puramente sexual.
- ¿Quiere casarse conmigo? ¿Es usted rica? Conteste primero la segunda pregunta.
- No es prudente recurrir a la violencia, a no ser que la otra persona sea alguien muy enclenque.
- Todo lo que soy se lo debo a mi bisabuelo, el viejo Cyrus Tecumseh Flywheel. Si aún viviera, el mundo entero hablaría de él... ¿Sabe por qué? Porque si estuviera vivo tendría 140 años.
)*) P /Hugo Luis Corso: ex investigador del Centro Atómico Bariloche, docente de Química en el Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB), hincha de Independiente y amante del buen cine.