No inocentemente el libro inicia con una cita de Noam Chomsky, notable intelectual estadounidense contemporáneo y finaliza con la frase de Arquímedes “Denme un punto de apoyo y moveré el mundo” (y no me siento para nada culpable de contar el final que no es el final porque esté al final del libro).

La notable producción del artista local, reconocido internacionalmente, me releva de decir que el factor sorpresa de su obra es el página a página y que el hilván que, literalmente, lleva de una frase a la otra, muy ingeniosamente, conforma un acrónimo con el título del libro.

Hasta acá esto es lo que uno puede contar con lo que se ve.

Sin embargo, entrar al libro y seguir esas ilustraciones, es otra cosa (tal y como suele suceder con los libros de él)

Una cosa es que nos tenga acostumbrados a que un zapato puede ser un peinado o un pedazo de alambrado, un cuerpo: el trabajo artístico y de diseño que tiene “Para mover el mundo” (Fondo de Cultura Económica – Agosto 2021) está repleto de guiños y pequeños nuevos hallazgos visuales que sorprenden y dan forma a este trabajo.

Nos recibe en la tapa y nos guiará por todo el libro una niña (con un toque de su clásico Capitán Arsenio) que irá hilvanando los deseos de página en página, y el tiempo que lleva deleitarse acabadamente con cada ilustración es el equivalente a la lectura de un libro lleno de letras que probablemente digan menos que estos verdaderos ensambles estéticos.

Una palabra cada dos páginas y una reflexión final alcanza para que esta suerte de manual de uso del planeta  se lea y valore tan virtuoso como tan inusual es.

Lo que en general llevaría un libro “así de gordo” puede resolverse en 50 páginas, una más preciosa que la otra, si se sabe lo que quiere decir.

Y Pablo Bernasconi lo sabe.

P/ Roberto Szmulewicz, Librería "El Profe" (Dina Huapi / Río Negro / Argentina), Premio: "Pregoneros 2019"