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  ENTREVISTAS  13 de junio de 2019
El que no salta es un holandés
Una novela que nos traslada al año 1978 en que el Mundial de Fútbol aún no se percibía como la cortina de humo que tapaba lo que ocurría en la etapa más oscura de la Argentina. Entrevista a su autor: Mario Méndez

Mario Méndez es  Escritor, Editor (Editorial Amauta) de la que es fundador y co-editor junto a Jorge Grubissich, es Profesor de enseñanza Primaria, Profesor de la cátedra de Introducción a la actividad editorial - UBA,  integra el programa Bibliotecas para armar, es co-fundador y director de la colección Mar de Papel de la Editorial Crecer- Creando y es hincha de River y peronista,  pasiones que dicen quienes lo conocen en profundidad, lleva marcadas a flor de piel.

Este viernes 14 de junio presentará en Bariloche su libro “El que no salta es un holandés”, novela en gran parte autobiográfica, basada en un hecho de su infancia/primera adolescencia en los albores del Mundial de Fútbol de 1978, es decir durante la cortina de “humo” de los años más oscuros de la Argentina: la Dictadura cívico, militar y eclesiástica que comenzó el 24 de marzo de 1976 y culminó el 10 de diciembre de 1983, con el retorno de la democracia.

En Café a la Turca del 12 de junio de 2019, Mario compartió, ya no en formato de pluma sino a través de su voz, detalles de su nuevo libro en el que los recuerdos tardaron en salir aunque, inevitablemente afloraron como una forma más de preservar viva la memoria.

En “El que no salta es un holandés”,  el protagonista de esta historia, Pablo, de tan sólo 12 años llega a fines de 1977 desde Mar del Plata a Témperley  (Buenos Aires), junto a su padre y a su “segunda mamá” en una etapa de su vida considerada  bisagra, debiendo afrontar el desarraigo justamente en los tiempos más difíciles de la Argentina  y con el deber de  tener que terminar su último año de la escuela primaria para ingresar al secundario, en un lugar que no es el suyo. Momentos que para Mario se vuelven “claves”.

En ese marco el pequeño Pablo (Mario en realidad) conoce a Delicia (personaje ficcional), “una nena que vive frente a su casa, nieta de inmigrantes holandeses” que son conocidos como “los holandeses del barrio, aunque ni ella, ni la madre ni el padre hablan holandés”. En Argentina se vivía una gran euforia nacional generada por el mundial de fútbol. Pero pronto, lejos de ese clima de festejo en las calles, Pablo se convertiría en testigo de lo que repentinamente sucede en la familia de Delicia, una tragedia similar a la de tantos otros hogares durante la última dictadura militar. Así, en pleno camino a la adolescencia y mientras surge ese deseo de ser escritor, el personaje de la novela deberá aprender, inesperada y dolorosamente, a discernir entre lo real y lo aparente, entre lo superfluo y lo que será importante desde entonces y para siempre.

Planteado ese escenario, se torna inevitable preguntar ¿cuánto puede costarle a quien vivió es experiencia en la realidad, transformarla en una obra literaria?. Mario Méndez responde: “por un lado tardó 35 años o más”, pero cuando surgió la idea “fluyó” el contenido y demandó aproximadamente “un año” en volverse libro. Y si bien dice no haber tenido familiares "desparecidos", un lugar importante en esta obra ha de ocupar también “Twitty o Pajarito”, hermano de un amigo personal “desparecido en el 78, unos días después de la final del Mundial”. Mario sabe que “lo tenía ahí adentro”, posiblemente en el rincón de los recuerdos que cuestan recrear…Quizás, como dice él mismo, porque “forma parte de la historia más dolorosa de nuestro país, la más reciente, la que más nos pega y la que no hay que olvidar”.

 

Roxana Arazi

 



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