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  LITERATURA  21 de marzo de 2021
Una historia cotidiana
Perder el alma por otras cosas

Algo de un parque nevado, un paseo y una tarde nublada de ocio.

Algo de espera, de paciencia y, claro, de introspección.

Luego la historia:

“Había una vez un hombre con una vida tan ajetreada y acelerada que, hacía ya mucho tiempo,

había dejado atrás, muy lejos, su propia alma.”

Ese esperar mientras pasa el tiempo morosamente, mirando por la ventana, mientras crece la barba y las plantas y pasan las tardes y se van los juegos.

Esa espera está contada en (las poquísimas y nada mas que las necesarias) palabras que pueden verse reflejadas en los ojos del protagonista y de su esperanza, en el sentarse en la mesa, en espiar la ventana, en esperar el momento de enterrar los relojes.

Hay historias que te pegan en alguna víscera que ni suponías que tenías.

Hay historias que son como que te cae un piano en la cabeza, aunque ese golpe no provoque mas que un estruendo invisible, acaso el mas valioso.

Ese trayecto en el que todo se pierde aunque te parezca que no es así, hasta el inicio de la recuperación es lo que cuenta “El alma perdida”.

Para hacerlo se provee de armas valiosas: hojas cuadriculadas viejas (¿algunas usadas?), sello numérico que las folió, papel vegetal que te permite ver los paisajes antes y después (ya te vas a dar cuenta de qué en el mismo libro), collage de postales y sellos postales (los suficientes pero no demasiados), un aire a cortinas de brocato de casa de la abuela y, por supuesto, el talento puesto en juego de las autoras.

La polaca Olga Tokarczuk (Premio Nobel de Literatura 2018) captó ese instante, que son miles, y logró darle dimensión. Y la forma la compartió con su compatriota, la ilustradora Joanna Concejo.  Entre ambas consumaron un trabajo de belleza pura.

Cada uno puede tener un cuaderno guardado.Seguramente cuando abrís el cuaderno volvés al lugar donde lo usaste, al tiempo en el que escribiste sobre él, a un aroma, a una música ¿quién sabe, no?

Posiblemente “El alma perdida” sea uno de esos libros donde llegás al lugar donde tenés el cuaderno guardado.Y por cierto, lejísimos de un libro de autoayuda.

 

 P/ Roberto Szmulewicz, Librería "El Profe" (Dina Huapi / Río Negro / Argentina), Premio: "Pregoneros 2019"



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