| ENTREVISTAS 6 de noviembre de 2025 |
"ES LA HORA, COMPAÑERAS" - Las mujeres en la conducción sindical. |
"Mesaza" en Café a la Turca (3 de noviembre 2025). Norma Pérez, actual Secretaria Gremial y recientemente electa Secretaria General de UNTER ; Patricia Reinhauel, Secretaria General de ATE y Brenda Morales, Secretaria General del SOYEM, todas ellas de las seccionales gremiales de Bariloche, compartieron sus experiencias como dirigentas en lugares en los que, históricamente, las conducciones recaen en hombres.
Tres mujeres que salen a las calles, alzan sus voces, reclaman, se enfrentan con los principales responsables de las conducciones políticas, en estos casos, a nivel provincial y local, pero también frente a los atropellos del gobierno nacional que, aceleradamente, quita derechos adquiridios a trabajadores y trabajadoras.
Presiones, amenazas, hechos de violencia, amedrentamientos. A todo le ponen cuerpo y voces. Y no temen, se organizan. Y ante todo tienen una escucha atenta a lo que plantea el conjunto de sus compañeros y compañeras. ESCUCHALAS ACÁ:
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El sindicalismo moderno se transforma con la mayor participación de las mujeres, tanto en Argentina como a nivel mundial. Históricamente relegadas a roles de apoyo, hoy las mujeres ocupan cada vez más cargos de liderazgo y toman decisiones claves. Su presencia introduce en la agenda gremial temas esenciales como la brecha salarial, la violencia laboral y la necesidad de licencias equitativas. Sin embargo, a pesar de los avances, la paridad de género en las cúpulas gremiales sigue siendo un desafío: enfrentar a las estructuras históricamente masculinizadas que, desde lo discursivo abogan por igualdades pero que, en los hechos, se apoltronan en sus asientos de poder. Un claro ejemplo fue lo que ocurrió la semana pasada, cuando las mujeres cegetistas quedaron fuera de la cúpula de la conducción central de la Confederación General del Trabajo (CGT), que posicionó en el triunvirato dirigencial a Jorge Sola, actual secretario general del Sindicato del Seguro, Cristian Jerónimo, representante del sector vidrio, y Octavio Argüello, referente de los camioneros. Días previos a la Asamblea Anual Ordinaria de la CGT, que se realizó el pasado 5 de noviembre en el estadio Obras Sanitarias (CABA), y en pleno proceso de la reforma laboral que impulsa el presidente de la nación, Javier MIlei, más de 500 dirigentas de 34 gremios participaron del Encuentro Nacional de Mujeres de la CGT bajo el lema “Es la hora, compañeras” y reclamaron paridad real, mayor representación y denunciaron el impacto de las políticas de ajuste sobre las trabajadoras. “Una mujer en el triunvirato no es un símbolo, es justicia” y “una condición para la unidad real del movimiento obrero”, dejaron asentado en la “Declaración de las Mujeres Trabajadoras de la CGT”, documento en el que reafirmaron su compromiso con la unidad de los y las trabajadores y trabajadoras. “Nosotras somos parte sustancial de la unidad. Nacimos y crecimos dentro del trabajo, de la organización y de la lucha”. “Somos parte de la fuerza que sostiene, del pensamiento que planifica y de la estructura que negocia”, señalaron en esa misma declaración. Sin embargo, en la designación de cargos nuevamente quedaron fuera de los máximos niveles de decisión. Sí fueron elegidas, pero precedidas siempre por un compañero varón, para integrar las secretarías de Cultura, Relaciones Institucionales, Prensa y Comunicación, Acción Social, Actas, Asuntos Legislativos, Defensa del Consumidor, Juventud, Protección de la niñez, Salud Laboral, Medio Ambiente, Cambio Climático y Transición Justa, Educación y Producción, y Seguridad Social. En las únicas áreas en las que aparecen mujeres en la titularidad son las de Ciencia y Técnica, y la Secretaría Administrativa y, lógicamente, en la Secretaría de Género y de Igualdad de Oportunidades. No se trata de una mera interpretación cuando se menciona que los sindicatos están hipermasculinizados. Según la Confederación Sindical Internacional (CSI), “a nivel global las mujeres representan el 42% de las personas afiliadas a los sindicatos, pero su participación en los órganos de conducción de las organizaciones sindicales no llega al 30% y es de tan solo 7% en los cargos directivos más altos”. Su lucha no solo busca mejorar las condiciones de las trabajadoras, sino también democratizar y fortalecer el movimiento obrero en su conjunto, impulsando un sindicalismo más inclusivo y representativo de toda la fuerza laboral. Aún pareciera que hace falta más tiempo para que se comprenda. Quizás, si el presidente logra avanzar con sus políticas laborales que recortarán gran parte de los derechos adquiridos, las mujeres nuevamente serán quienes deban administrar la pobreza y las necesidades en general. Como lo hacemos cuando sólo hay un pan sobre la mesa y varias bocas para alimentar.
P/ Roxana Arazi
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