La comunidad médica argentina, especialmente la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), ha elevado una voz de alarma frente a la virulencia y la desinformación de los grupos antivacunas, quienes no solo hostigan a los profesionales sino que promueven prácticas que ponen en riesgo la salud pública. En este marco, el Dr. Diego Schnaiderman, médico pediatra de reconocida trayectoria en Bariloche, prefirió no darle relevancia a esos hostigamientos y amenazas sino centrarse en lo importante: la trascendencia de la vacunación a lo largo de la historia, no solo en Argentina sino en el mundo lo que ha permitido, indiscutiblemente, salvar millones de vidas. "Vacunar a un menor es una ineludible obligación legal de los padres" recalcó el pediatra.

El debate se intensifica ante los primeros casos de sarampión y los brotes de coqueluche (tos convulsa) reportados recientemente en Argentina, enfermedades que habían sido controladas gracias al calendario nacional de vacunación que, además es obligatorio.

El hito de la ciencia frente a la desinformación:

La eficacia de las vacunas en Argentina es un hecho respaldado por contundentes estadísticas históricas:

* Poliomielitis: Sin casos desde 1984.

* Sarampión endémico: Erradicado desde el año 2000.

* Rubeola Endémica y Síndrome de Rubeola Congénita: Eliminados desde 2009.

*Difteria: Eliminada desde 2006.

* Tétanos Neonatal: Eliminado desde 2007.

* Neumonía: Se registró una baja del 57% de internaciones en niños menores de 5 años desde la vacunación contra el neumococo.

* Coqueluche: Se reportó una baja del 82% en la letalidad en menores de un año por tos convulsa desde la vacunación a embarazadas.

A pesar de estas cifras que demuestran la erradicación o drástica disminución de enfermedades, el pediatra advirtió que las tasas de cobertura están en descenso, especialmente en los niños más grandes. "Las vacunas de refuerzo que se dan alrededor de los 5 años (triple viral, DPT) están registrando coberturas por debajo del 80 % o 70 %", informó.

“No es una opción, es una obligación”

El Dr. Schnaiderman centró su mensaje en la responsabilidad que recae sobre los padres, confrontando la idea de que la vacunación es una elección personal.

“Respecto a nuestros hijos e hijas, hay un tema que hay que considerar y es que nosotros no somos dueños, no son propiedad nuestra los hijos. Yo no tengo derecho a no alimentarlos, por ejemplo, y no tengo derecho a no vacunarlos y, si no lo hago,  estoy cometiendo un delito. Vacunar a los hijos no es una opción, no es una elección, es una obligación", enfatizó.

El médico explicó que la ley delega a los padres la patria potestad para el cuidado de los hijos, y la obligación de cuidar la salud es innegociable. Ante la negligencia, el sistema de salud tiene herramientas para accionar. Más aún si se contempla que "las vacunas son de acceso gratuito para el paciente (ya que el Estado o la obra social invierten dinero en ellas), por lo que no existe una excusa económica para no aplicarlas".

El testimonio de la memoria médica:

Para dimensionar el valor de la prevención, el Dr. Schnaiderman compartió un poderoso recuerdo de su trayectoria de 35 años que lejos está de lo nostálgico. Es una confirmación de que la ciencia al servicio de la humanidad es una herramienta eficaz y así lo ha demostrado: el impacto de la vacuna contra la Hepatitis A.

“La Hepatitis A era la primera causa de trasplante de hígado en la Argentina. Se trasplantaban entre 10 y 15 chicos por año. En el año 2000 más o menos se incorporó la vacuna contra la Hepatitis A al calendario nacional. Nunca más yo vi un caso de Hepatitis A", aseguró.

El dato es concluyente: Argentina no registra trasplantes de hígado en niños por Hepatitis A desde 2007. El médico lamentó que los brotes de tos convulsa y sarampión amenacen con obligar a los médicos jóvenes a “aprender de nuevo” enfermedades que solo conocen por los libros de historia.

“Los primeros que se enferman son los hijos no vacunados,” advirtió, y concluyó que a los padres que se niegan a vacunar “no les va a alcanzar la vida para arrepentirse de las decisiones que tomaron”. Y sobre cómo interactuar con familias antivacunas, desde el rol de los profesionales de la salud, fue contundente: "tenemos el derecho a decidir no ser el médico de cabecera de un paciente cuyos padres rechacen la vacunación, alegando que se rompe la relación de mutua confianza necesaria".

La preocupación del pediatra barilochense, coincidente con la de la mayoría de los profesionales de la salud, se centra en la fragilidad que la desinformación impone a un sistema que costó décadas construir. Hoy, la tasa de vacunación de refuerzo a los 5 años para enfermedades como el sarampión o la tos convulsa (DPT) se encuentra debajo del 80 %, una cifra peligrosamente baja. Esta caída en las coberturas genera el retorno de brotes de sarampión y coqueluche, lo que el médico llama una "enfermedad re emergente" que, aunque pueda ser leve en un niño de cinco años, es "gravísima y potencialmente mortal si se contagia a un recién nacido".

El pediatra, con 35 años de experiencia, fue claro: las consecuencias de esta negligencia no son teóricas. "La historia de la Hepatitis A (cero trasplantes de hígado en niños por esta causa desde 2007, gracias a la vacuna) - insistió-  es la prueba de lo que la ciencia puede lograr, y la baja del 82% en la letalidad por tos convulsa es la prueba de que la prevención funciona.

Lo contrario, la decisión de no vacunar, tiene un costo que el doctor no duda en calificar de "irreparable".

"Los primeros que se enferman son los hijos, son los no vacunados... Y no les va a alcanzar la vida de sus padres para arrepentirse de las decisiones que tomaron. No les va a alcanzar la vida.”

El mensaje final para la sociedad, lejos de ser una amenaza, es un ruego profesional: la democracia garantiza la libertad individual, pero la salud pública exige "responsabilidad colectiva". La ciencia ha eliminado el riesgo de muerte y daño grave por docenas de enfermedades; es un deber ético y social no permitir que la ignorancia, o las "buenas intenciones" mal encausadas, traigan de vuelta el dolor y la muerte al hogar de un niño. Es, en palabras del pediatra, una "obligación legal" que no puede ser debatida, ya que "la vida y la salud de un niño son responsabilidad del Estado, delegada a sus padres".

Entrevista de Roxana Arazi

Café a la Turca 1° de diciembre 2025