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  ENTREVISTAS  22 de agosto de 2019
La demonización del populismo
Para Nora Merlín, Psicoanalista y especialista en Psicoanálisis y Política, es propio del sistema Neoliberal instalar al populismo como "mecanismo temeroso para perpetuarnos al sometimiento".

Nora Merlín es Psicoanalista, especialista en Psicoanálisis y Política; investigadora de la UBA; Magister en Ciencias Políticas (IDAES), bajo la tutoría del filósofo Ernesto Laclau (cuya teoría política del populismo es una de las más sofisticadas y polémicas respuestas a la pregunta sobre el origen de esta categoría); columnista de distintos medios y autora de "Populismo y Psiconálisis" y "Colonización de la subjetividad. Los medios masivos en la época del biomercado", además de autora de numerosas publicaciones.

En Café a la Turca del 21 de agosto pasado brindó su mirada sobre la pretendida intención del sistema Neoliberal de "instalar al populismo como mecanismo temeroso para perpetuarnos al sometimiento".

Para Merlín es propio del neoliberalismo “demonizar” al populismo de “manera sostenida”, cuando el verdadero significado de eso que se traduce en escozor para muchos implica en realidad "construir política desde las diferencias como parte de la real democracia que, justamente, significa poder del pueblo".

“Parece que hay que pedir disculpas si uno habla de populismo, y justificar”  por qué muchos lo prefieren a regímenes que agobian principalmente a los sectores más desprotegidos de una sociedad, dice Merlín.  Pero también aclara que “ésto no ocurre sólo en Argentina sino en todo el mundo y lo hacen los de siempre: los dueños de los diccionarios, es decir los medios de comunicación corporativos, no los alternativos, que son la voz del poder” y a través de ellos surge “la masa de repetidores, que es la gente que goza, aunque quizás sea desde la ignorancia, y lo repiten y repiten como si decir populista fuese un agravio, pero sin saber qué están diciendo”. Ante esas  posturas explica, por caso para quienes aún no han logrado comprender su verdadero significado, que populismo refiere ni más ni menos que a "construir política desde las diferencias como parte de la real democracia, es decir,  poder del pueblo".

Para la especialista el populismo “no es difícil de entender” y aunque genere rechazo en algunos sectores, lo que pretende principalmente  es “delimitar un adversario político”. Algo que ocurre en cualquier fuerza política que aspire a llegar al poder. Sin embargo, el Neoliberalismo ha logrado instalar al populismo como “algo temeroso para perpetuarnos al sometimiento”, a través de la utilización del  “miedo, el odio y la culpa  como formas de manipulación de la subjetividad “. Merlín lo ejemplifica de manera muy sencilla: “bancate todo este desastre, porque si no vienen los populistas, que son el diablo”.  Pero insiste en que cada ser humano podría preguntarse el por qué de tanto miedo y encontraría rápidamente la respuesta a ese interrogante: “porque en el mundo  - asegura -  las únicas experiencias que fueron capaces de ponerle un freno de mano al poder real fueron las experiencias populistas “ y porque “la cuna o el germen de todas estas experiencias sucedieron en América Latina , a tal punto que vinieron y vienen de España, de Grecia, y de otros lugares a aprender de los populismos latinoamericanos como experiencias novedosas e inéditas que suceden dentro de la democracia”, algo que parece no ser tenido en cuenta a la hora de valorar la posibilidad de elegir.

“No hay nada más democrático que los populismos - afirma la psicoanalista -, porque le ofrecen un pueblo a la democracia, un pueblo que necesita estados fuertes, instituciones y porque la base del populismo radica en las demandas”. Demandas que necesitan un Estado que escuche al pueblo, a diferencia de los estados neoliberales, como el que gobierna actualmente en Argentina, que “no tienen esa aptitud y esa capacidad para escuchar a los que se suele definir como los de abajo”.

Respecto a ese reclamo de los ciudadanos  Merlín considera que en principio aparecen como“ pedidos” y que al no ser atendidos ni resueltos, se vuelven “demandas populistas”, pudiendo ser de variados temas tales como ambientales, por un boleto estudiantil, de urbanización o de tierras, entre  otros tantos. Por eso aclara que “la base del populismo no es un grupo o una clase social, sino la demanda en sí” y si se le quitan “los condimentos agraviantes” se puede comprender que es “lo más republicano que existe, porque radicaliza y amplía la democracia  y porque claramente hay un pueblo que no desconoce al Estado sino todo lo contrario, necesita Estados que escuchen las demandas del pueblo”.

Pero claro está que  al poder que ostentan los gobiernos neoliberales “no les convienen los pueblos, porque son quienes ponen límites dentro del sistema democrático” , aprecia.

Tras la conformación de lo que ha dado en denominarse como Frente de Todos, fórmula que encabezan Alberto Fernández y Cristina Fernández para las próximas elecciones presidenciales en Argentina y que es calificada (o descalificada) por ser una “construcción populista”, Nora Merlín opina que  “en principio es un frente electoral que puede terminar siendo una construcción popular  o populista, como pata fundamental de la Democracia” y que se da en el marco de un “replanteo” necesario de ese sistema que actualmente  es “representativo, pero de las corporaciones y no de las mayorías, y en el  que  se deja afuera a los cuerpos, a los afectos , las pasiones, los lazos sociales y los vínculos”.

Para poder comprender la importancia de los populismos como forma de atender las necesidades de  un pueblo, Merlín hace especial hincapié en que “en América Latina se rompió el pacto entre democracia y el capitalismo que funcionó hasta los 90, en los que este último  mostró su verdadera cara sin maquillaje”, sencillamente porque hasta ese momento “tenía que perder algunas cosas para no perder todo, tenía que tener estados protectores, y cada vez se hizo más feroz, beneficiando con cada crisis a las corporaciones y a los bancos, en detrimento de la gente”. Por eso mismo y contradiciendo a quienes dicen que “ser una país populista nos convertiría en Venezuela”, Nora Merlín les responde: “ya somos un país bananero, pero no porque pretendan compararnos con Venezuela, sino porque somos una colonia del FMI y de EE.UU.”.

Y no duda al momento de  apreciar que en las elecciones de octubre de este año “en Argentina tenemos la oportunidad de  dejar de serlo y tomar otro rumbo de emancipación, como estado, como nación” para lo cual – finaliza - “ es muy importante ponerle un límite a esta orientación capitalista” que ostenta el gobierno de Cambiemos con Mauricio Macri como Presidente de la Nación y aspirante a un nuevo período.

 

Roxana Arazi

 



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